Además de injertos de piel en los pacientes, en México se utilizan cubiertas cutáneas (hechas de polímeros) para reparar la piel dañada por quemaduras, causadas principalmente por agua hirviendo en la cocina, electrocución en centros laborales y fricciones, como raspones por caída de moto.

 

Gerardo Leyva Gómez, investigador de la Facultad de Química, explicó que en vez de estas cubiertas cutáneas -físicamente son como un curita para heridas pequeñas y "sustituyen la barrera mecánica perdida por una lesión"-, eventualmente se podrían aplicar nuevos materiales para cicatrización en pacientes, en su mayoría niños de entre cuatro y seis años.

 

Por su potencial bajo costo, comparadas con las cubiertas cutáneas -para cubrir un área como el pecho cuestan aproximadamente 40 mil pesos-, estos nuevos materiales en forma de gel serían benéficos en zonas de bajos recursos y de mayor incidencia de quemaduras: Guerrero, Oaxaca y Chiapas.

 

Por cuestiones económicas y culturales, en zonas rurales predominan más las quemaduras por agua hirviendo.

 

En un comunicado, la UNAM informó que los nuevos materiales para cicatrización son desarrollados por el doctor Leyva Gómez y colaboradores, a partir de polímeros naturales y sintéticos. No portan fármacos. Además de que son accesibles, biodegradables y biocompatibles.

 

Mediante el método de irradiación gamma por cobalto 60, el investigador de la Facultad de Química ha generado entrecruzamientos de quitosano y poloxamero 407 para obtener un nuevo material para cicatrización.

 

El nuevo material, que ya se utiliza en otras formas farmacéuticas para elaborar medicamentos, se ha aplicado experimentalmente (en colaboración con René Abarca Buis, del Instituto Nacional de Rehabilitación) en heridas de animales con buenos resultados.