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Infraestructura científica y tecnológica: esencial

18 de octubre de 2017

Un sistema nacional de ciencia y tecnología robusto requiere un par de pilares que garanticen una generación de conocimiento sostenido en el tiempo. Ellos son capital humano altamente calificado e infraestructura científica y tecnológica a la altura de los retos y necesidades de este sistema. México se ha distinguido por tener una estrategia sostenida en la formación y el fortalecimiento de capital humano durante los últimos 40 años. Sin embargo, es importante reconocer que en infraestructura se tenía un rezago importante. Durante años, los recursos destinados a construir infraestructura mayor, más allá del equipamiento de los laboratorios institucionales no crecieron como el capital humano. Hoy día, la mayoría de las actividades de investigación, desarrollo tecnológico e innovación requieren infraestructura en equipo científico y tecnológico suficiente, moderna y adecuada, para desarrollar los productos que tengan impacto nacional e internacional. 
 
En los recientes cinco años se ha realizado un esfuerzo importante para cerrar esta brecha. Por ejemplo, los recursos destinados a la convocatoria de infraestructura se cuadruplicaron en el periodo 2013-16, comparados con el lapso 2009-12. Por otra parte, entre 2013 y 2017, se han otorgaron casi 5 mil millones de pesos para el establecimiento y consolidación de 77 laboratorios nacionales CONACYT y para la adquisición de más de 2 mil 300 equipos de alta especialidad. Además, se han financiado proyectos para grandes infraestructuras, como el Gran Telescopio Milimétrico, el High Altitute Water Cerenkov, el buque del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada y supercómputo.

Una externalidad positiva de estas estrategias ha sido la colaboración entre investigadores. Los laboratorios nacionales CONACYT tienen como requisito la participación de instituciones. En la convocatoria de infraestructura se ha favorecido la compra de equipo para grupos que compartirán su uso. Es fundamental aprovechar al máximo la infraestructura científica, favorecer la interdisciplina y optimizar la inversión en ciencia. Ello ayuda a adaptarse a la forma actual de hacer ciencia, colaborativa y multidisciplinaria. De manera natural, las grandes infraestructuras para el trabajo científico y tecnológico se construyen con la colaboración interinstitucional, muchas veces entre países. En nuestro caso tenemos, por ejemplo, la colaboración en el supercolisionador de hadrones en el Consejo Europeo para la Investigación Nuclear, en Ginebra, donde participan nuestros investigadores y tecnólogos con científicos de todo el mundo y se utilizan instrumentos desarrollados y construidos por mexicanos. En México tenemos muchos ejemplos, como el Laboratorio Nacional de proyección Térmica, en el que participan el CINVESTAV, el CIDESI y el CIATEQ, y que se han convertido en referente nacional en el desarrollo de recubrimientos de material indispensable tanto para el uso médico como para las industrias aeronáutica, automotriz y de generación de energía.

Una vía más de apoyo para infraestructura científica y tecnológica se da mediante varias de las convocatorias de CONACYT, como Fronteras de la Ciencia, Atender a Problemas Nacionales, Fondo SEP-CONACYT y, en general, todos los fondos sectoriales, mixtos e institucionales. Por esta vía se apoya tanto a instituciones como a investigadores en particular. En comparación con otras naciones miembros de la OCDE y algunos países latinoamericanos, el gasto en instrumentos y equipo dedicado a Investigación Científica y Desarrollo Experimental que invierte el país es relativamente alto, mayor que en Francia y Chile, y comparable con lo que destina Gran Bretaña. Los frutos de esta inversión se reflejan en la generación de conocimiento cada vez de mayor calidad.

Sin embargo, estamos conscientes de que, aun con estos esfuerzos, nos queda camino por delante para garantizar el nivel de infraestructura que requieren el país y la comunidad científica y tecnológica. Es claro que, en los primeros casos, laboratorios nacionales, grandes infraestructuras, estrategias de colaboración nacional e internacional, la fuente primordial de financiamiento debe ser con fondos públicos. CONACYT asume esta responsabilidad, prueba de ello son las nuevas convocatorias mencionadas. Además, es fundamental destinar apoyos a investigadores y a doctorantes para el desarrollo de sus trabajos. Aquí se requiere de la colaboración de todos los actores que conformamos el sistema nacional de ciencia y tecnología. Los recursos necesarios no pueden venir solamente de estas convocatorias. Es necesaria la participación de las instituciones de educación superior y centros públicos de investigación en este financiamiento. Tener programas de especialidad, maestría y doctorado no es sólo contar con grupos académicos sólidos, también requiere de equipamiento para el desarrollo experimental.

Es importante reconocer que, en el tema de infraestructura, no sólo la infraestructura física es primordial, también lo es el acceso a recursos de información y la conectividad. En recursos de información, México es uno de los pocos países en el mundo con una estrategia exitosa en esa materia. Es el caso del Consorcio Nacional de Recursos de Información Científica y Tecnológica (CONRICYT: http://www.conricyt.mx), que se propone fortalecer las capacidades de las instituciones de educación superior y centros de investigación para que el conocimiento científico y tecnológico universal sea del dominio de los estudiantes, académicos, investigadores, ampliando, consolidando y facilitando el acceso a la información científica en formatos digitales. Estos recursos son un insumo básico en la investigación científica y tecnológica. Mediante esta estrategia, implementada en colaboración con las instituciones fundadoras (CONACYT, SEP, UNAM, UAM, IPN, UdeG, CINVESTAV, ANUIES, CUDI), se apoya a más de 500 instituciones, con más de mil recursos de información y una inversión superior a 1,500 millones de pesos este año.

La investigación moderna se caracteriza justamente por los aspectos resaltados: infraestructura tecnológica de mucha calidad, colaboración interdisciplinaria de investigadores y acceso a la información científica. Es indiscutible que en esta administración ha habido gran inversión en infraestructura y que el sistema de acceso a la información CONRICYT y los repositorios de acceso abierto son un gran apoyo al desarrollo de la investigación científica en México y ejemplo de colaboración. Sin embargo, el reto continúa. Generar conocimiento es un proceso y los investigadores requieren el apoyo de la sociedad para seguir generándolo y sentar las bases científicas y tecnológicas para transformar el país. Como dijo Sócrates, el conocimiento nos hará libres.

Fuente: LA JORNADA

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