Siete especies de animales que desa¬parecieron totalmente de la vida silvestre en México o que perdieron tantos individuos que quedaron al borde de la extinción han sido reproducidas en cautiverio y liberadas en zonas protegidas de la República por universidades, instituciones de gobierno y organizaciones civiles en los últimos diez años.
El cóndor de Baja California, el lobo mexicano, el bisonte americano, la guacamaya roja, el perrito de la pradera, el berrendo y el pez totoaba son especies que fueron extirpadas o cazadas hasta extinguirse de los ecosistemas mexicanos, pero que han regresado a los bosques, selvas y pastizales del país.
Gobierno, academia, sociedad civil y empresas privadas forman un cuarteto de trabajo poco común en proyectos nacionales, pero en la reintroducción de especies silvestres ha demostrado ser eficiente y duradero. Además, es importante reconocer que, en estos rescates de especies, México debe agradecer a muchas personas de Estados Unidos, pues algunos de los animales que habían desaparecido de este país fueron preservados y reproducidos en zoológicos en California, Arizona, Nuevo México y Wyoming.
En la historia de las siete especies reintroducidas ha seguido un plan el sector público o gobierno, a través de programa e instituciones como el Programa de Conservación de Especies en Riesgo, de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), pero también han participado de manera determinante zoológicos como el de Chapultepec y otras dependencias como la Secretaría de Marina y la Comisión Nacional Forestal (Conafor), así como los gobiernos estatales de Chihuahua, Baja California, Zacatecas, Nuevo León, Coahuila, Quintana Roo.
Desde el mundo de la academia son decenas de científicos los que han colaborado en diferentes momentos, entre los que han sido muy visibles están el Instituto de Biología de la UNAM, la Universidad Autónoma de Baja California, la Universidad Autónoma de Zacatecas, la Universidad Autónoma de Querétaro, el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor-Conacyt), el Instituto de Ecología (Inecol-Conacyt) y el Centro de Investigación y de Educación Superior de Ensenada (Cicese-Conacyt).
A su vez, la sociedad civil ha aportado terrenos, custodios y dinero colectado en diferentes campañas de donativos, gracias a organizaciones no gubernamentales como The Nature Conservancy, Espacios Naturales y Desarrollo Sustentable o la misma comunidad en diferentes municipios, como Concepción de Oro, Zacatecas. Entre las empresas que también han sido clave está el parque Xcaret, en Quintana Roo, que ha contribuido a la reproducción y liberación de guacamayas rojas.
BERRENDO. El mamífero terrestre más rápido de América vive en los pastizales del norte de México, pero pudo haber desaparecido en su totalidad. Es el único antílope del continente: el berrendo (Antilocapra americana), capaz de acelerar hasta los 88 kilómetros por hora. Desafortunadamente, su velocidad no salvó a sus poblaciones. Se calcula que antes de la colonización europea había 50 millones de berrendos y a fines del siglo XX quedaban pocos grupos aislados de entre 16 y 25 individuos.
En los años cincuenta se declaró desaparecida la especie en San Luis Potosí, Nuevo León y Zacatecas. Fue necesario planear la reintroducción de estos animales desde Estados Unidos y en 1999 se realizó la primera transferencia de berrendos desde Wyoming hacia Nuevo León.
Paulatinamente, otros estados han elaborado sus propias estrategias, por ejemplo, en la península de Baja California, la Conafor, a través del Programa de Pago por Servicios Ambientales, en su modalidad de protección a la biodiversidad, apoyó la reintroducción del berrendo peninsular en el ejido El Costeño, ubicado en la frontera entre Baja California y Baja California Sur.
En la actualidad ya existen berrendos nacidos en Nuevo León, Baja California, Sonora y Chihuahua. La población estimada ronda los mil 600 ejemplares, pero el siguiente paso es crear corredores naturales protegidos, donde los berrendos puedan transitar entre los amplios llanos sin ser depredados por personas.
CÓNDOR DE CALIFORNIA. Si la reintroducción del berrendo es el esfuerzo pionero, uno de los más recientes ha sido el del cóndor de California (Gymnogyps californianus). Hace una semana, la Conanp, con el apoyo del Zoológico de Chapultepec y el gobierno de Baja California reintrodujeron tres ejemplares jóvenes dentro del Área Natural Protegida "Parque Nacional Sierra de San Pedro Mártir".
Anteriormente se habían liberado algunos ejemplares donados por Estados Unidos, pero ésta es la primera liberación de ejemplares nacidos en México, en Chapultepec. Los polluelos nacieron en 2016 y crecieron con un ejemplar adulto de la misma especie para desarrollar características y conductas similares a las que presentan en vida silvestre.
Las crías fueron alimentadas artificialmente por biólogos y veterinarios especializados a fin de evitar su impronta y reintroducirlas exitosamente a su hábitat una vez que llegaran a juveniles, para así contar con mayores posibilidades de adaptación y sobrevivencia al medio silvestre.
El cóndor de California desapareció de territorio mexicano y se le consideró una especie extinta hasta 2010. Actualmente existe una población de 39 cóndores dentro del Parque Nacional San Pedro Mártir, de los cuales 33 nacieron en cautiverio y seis en vida libre.
LOBO MEXICANO. El lobo mexicano (Canis lupus baileyi) fue eliminado, primero de Estados Unidos y más tarde de México, debido a campañas que promovían su erradicación. Pero gracias a un gran esfuerzo de una década en reintroducción de ejemplares nacidos en zoológicos de California y Estados Unidos ya se cuenta con dos pequeñas jaurías libres en reservas del estado de Chihuahua.
Con el nacimiento de cuatro crías de lobo mexicano, detectadas en 2016, y otras siete nacidas en 2017, en Chihuahua, la población de esa especie ya supera los 21 ejemplares en vida silvestre, según cálculos de la Conanp.
Las crías de la especie son producto de parejas liberadas en diciembre de 2013. Hasta ahora se estima que por lo menos cuatro camadas han nacido en vida libre. Los animales reintroducidos provienen del programa de manejo y reproducción de esta subespecie en zoológicos de México y Estados Unidos, que inició en la década de los años 70.
Como parte del Programa de Conservación de Especies en Riesgo (Procer), la Universidad Autónoma de Querétaro ha brindado el apoyo a la Conanp para el monitoreo y seguimiento permanente de la población silvestre de lobo mexicano en la Sierra Madre Occidental.
BISONTE AMERICANO. El Bisonte Americano (Bison bison), es el mamífero terrestre de mayor tamaño en el continente. Su población en México se ha visto amenazada principalmente por la expansión ilegal de tierras agrícolas, la cacería furtiva y la construcción del "muro fronterizo".
Entre 2008 y 2009 se conformó el grupo de trabajo para recuperar la especie dentro de los pastizales del noroeste de México.
En 2009 se reintrodujeron tres machos y 20 hembras a la Reserva Ecológica Rancho El Uno (REU), propiedad de The Nature Conservancy ubicado en la Reserva de la Biosfera Janos, Chihuahua, y donados para su reintroducción en México por el Parque Nacional Wind Cave en Estados Unidos, iniciando así el establecimiento de la manada reproductiva de bisontes genéticamente puros en el noroeste de México.
En 2012 la manada contaba con 37 individuos, 12 machos y 25 hembras, y para 2017 la manada ya se acerca a la suma de 120 animales genéticamente puros. La idea es ir generando manadas satélites, de tal manera que regrese esta especie al país.
En el siglo XVII la población de bisonte americano era de 60 millones de ejemplares en Canadá, Estados Unidos y México. En el silgo XX había desaparecido de este país.
GUACAMAYA ROJA. La guacamaya roja (Ara macao cyanoptera) es una especie que no se llegó a extinguir, pero sí está bajo graves amenazas, por lo cual la UNAM, Conanp, Inecol y el grupo Xcaret iniciaron un programa de reintroducción en la Reserva de la Biósfera Los Tuxtlas, donde ya suman 118 ejemplares liberados.
Los psitácidos (loros, pericos y guacamayas) son una de las familias de aves más amenazadas en el mundo, esto se debe en parte a su colorido plumaje y a su capacidad de ser sociables, éstas son algunas de las razones por las que han sido perseguidas para el comercio ilegal. En el caso de las guacamayas, un factor extra es que a pesar de tener una vida larga se reproducen a una tasa muy baja.
Uno de los intentos por revertir la extinción de estas especies, es la reproducción en cautiverio, un caso particular es el de la guacamaya roja a la que recientemente se le ha reintroducido en la zona donde existía originalmente en México.
La reintroducción de una especie se hace en un lugar en el que dejó de existir (como sucedió con la guacamaya roja en la región de Los Tuxtlas en Veracruz donde se reportó su desaparición a partir de la década de los 70 del siglo pasado).
PERRITO DE LA PRADERA. Otro de los casos exitosos de reconstrucción de ecosistemas dañados, a partir de la liberación de especies extirpadas de la vida silvestre, es el caso de la creación de colonias de perritos de la pradera (Cynomys mexicanus). Los esfuerzos de recuperación del perrito de la pradera han dado resultados y actualmente existen colonias en Chihuahua, Sonora y Zacatecas.
Un ejemplo de cómo las comunidades rurales y asociaciones civiles cooperan para la reintroducción de estos animales es lo que ocurre en el municipio de Concepción del Oro, Zacatecas, donde personas de la comunidad, con apoyo de la asociación civil Espacios Naturales y Desarrollo Sustentable, cuidan y vigilan durante un año, las 24 horas del día, a los 90 o 100 perritos de la pradera que son liberados en cada colonia.
Los ejemplares se monitorean permanentemente porque, al principio, es difícil el establecimiento de su orden social, el cual es muy complicado y se consolida lentamente. Posteriormente, sus colonias pueden pasar de 100 o 200 individuos hasta más de mil.
Espacios Naturales es una organización civil a nivel nacional, que se creó en 1995, con el objetivo de proteger, conservar y recuperar diferentes especies de animales extirpadas de la vida silvestre.
PEZ TOTOABA. Otro de los casos más innovadores que se llevan a cabo en la reintroducción de especies es el del pez totoaba (Totoaba macdonaldi), que es endémico del Golfo de California y alcanza tamaños de más de un metro de longitud como adulto. Nunca llegó a extinguirse en su totalidad de vida libre pero la cacería furtiva por la demanda en China hizo que cayera a números muy bajos en sus poblaciones.
Este pez se reproduce muy lentamente: alcanza la madurez sexual entre los 6 y 7 años, es muy longeva -vive hasta 60 años- y es de lento crecimiento. Eso la hace muy vulnerable a la pesca.
En la última década, esfuerzos de la Universidad Autónoma de Baja California y de algunas compañías privadas, han dado lugar al cultivo de la totoaba en laboratorio, abriendo con ello la oportunidad de un repoblamiento que permita eventualmente de nuevo el aprovechamiento pesquero del recurso.
La totoaba enfrenta continuas presiones ambientales que exigen a los individuos gastos energéticos excesivos para mantener su salud, y como resultado el esfuerzo reproductivo disminuye sensiblemente; esto puede llevar a que la población introducida no tenga éxito y desaparezca en cuanto muera el último organismo colonizador.
Cada una de estas especies ha sido reintroducida con grandes esfuerzos, acuerdos, inversiones y conocimiento científico, pero también en cada caso se sabe que el trabajo puede venirse abajo si no hay constancia y si no se frenan la cacería humana y la destrucción de ecosistemas. La historia comienza y los resultados se medirán en algunos años más.