El último estudio de Epidemiología de la Insuficiencia Renal en México, realizado por la Secretaría de Salud (Ssa), informa que al año se registran 40 mil nuevos casos del padecimiento. Y de acuerdo con el Sistema de Datos Renales de Estados Unidos, en ningún otro país existen niveles tan altos de la enfermedad.
"La insuficiencia renal se define como la pérdida progresiva e irreversible de las funciones de los riñones, cuyas causas son variadas. Entre las principales están la diabetes y la hipertensión arterial no controladas", explica el doctor Víctor Argueta Villamar, adscrito al Servicio de Nefrología del Hospital General de México de la Secretaría de Salud.
Asimismo, resalta que se trata de un padecimiento que al inicio no causa síntomas, sino hasta fases avanzadas. Sin embargo, un primer indicador es la proteína albúmina, que escapa de la sangre y se vierte en la orina, y ello revela la existencia de lesiones en las estructuras más delicadas del riñón. "La condición, conocida como albuminuria, sólo puede detectarse mediante un análisis de orina y si su nivel es superior a los 150 miligramos podemos hablar de enfermedad renal, en especial cuando el paciente tiene diabetes".
Los trastornos que pueden generar la albuminuria inflaman las unidades funcionales de los riñones, llamadas glomérulos. "En algunas personas solo es una circunstancia temporal, como suele ocurrir durante los primeros tres meses de la gestación. No obstante, en otros casos es progresiva y destruye los glomérulos; en consecuencia, se desarrolla insuficiencia renal.
En la etapa temprana del padecimiento, la eficiencia en el filtrado disminuye, lo que ocasiona que las proteínas sanguíneas se excreten a través de la orina. Más adelante, los riñones pierden la posibilidad de remover los desechos de la sangre.
Cuando la pérdida de albúmina es importante, la persona presenta retención de líquidos, ya que la proteína permite que el agua salga de los capilares, lave el exterior y regrese limpia con el fin de trasladar los productos de desecho de las células. A este proceso se le llama presión oncótica o de proteínas.
"La pérdida excesiva de proteínas provoca que la presión oncótica no se efectúe, por lo que el agua se queda fuera de los capilares y ello se manifiesta clínicamente como edema. El afectado lo refiere como hinchazón en cara, ojos y piernas; esto ocurre cuando se elimina una cantidad superior a los tres gramos de albúmina.
"En consecuencia, los riñones van perdiendo, en forma progresiva, su capacidad de limpiar la sangre, excretar desechos, concentrar la orina y conservar los electrolitos. Además, en el momento en que la cantidad de toxinas acumuladas en el torrente sanguíneo son incompatibles con la vida, se requieren tratamientos sustitutivos de la función renal, como la diálisis, la hemodiálisis y el trasplante.
Por todo lo anterior es fundamental resaltar que cuando el paciente es diagnosticado y tratado en forma muy temprana, la lesión glomerular puede revertirse. "De hecho en más de 50% de los casos puede lograrse, de ahí la urgencia de que la población en general, los médicos, las enfermeras y los pacientes comprendan que a la albuminuria no debe restársele importancia", acota el doctor Argueta Villamar.