En la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN), a través del Instituto Mexicano del Maíz (IMM), estudian y mejoran genéticamente el maíz como parte fundamental de la dieta mexicana en la actualidad y a futuro.
El IMM trabaja con los objetivos de desarrollar y ofrecer a los agricultores mexicanos mejores alternativas para la producción de maíz y la formación de recursos humanos especializados en este campo.
En entrevista para la Agencia Informativa CONACYT, el doctor José Espinoza Velázquez, profesor investigador del Instituto Mexicano del Maíz de la UAAAN, explica la importancia del mejoramiento genético en el cultivo de maíz en la actualidad y la relevancia de esta actividad para la seguridad alimentaria del país.
Agencia Informativa Conacyt: ¿Qué es el mejoramiento genético?
José Espinoza Velázquez (JEV): Esta actividad del mejoramiento genético de plantas se ha considerado a lo largo del tiempo como un arte y una ciencia. Busca mejorar los patrones genéticos de las plantas en relación a su uso económico. Es decir, se hace mejoramiento genético en cultivos de plantas con el propósito de mejorar los patrones biológicos de estas, pero relacionadas con la demanda social de alimentos o de satisfactores, y esta demanda social tiene un impacto económico.
AIC: ¿Por qué es importante tener alternativas de mejoramiento genético de maíz?
JEV: Si estudiamos cultivos de utilidad a humanos, y en particular el maíz, es esta una actividad de la mayor importancia, ya que la humanidad ha decidido qué especies sean su sustento. Desde la prehistoria, la humanidad ha elegido sus fuentes alimenticias: granos, frutos, tubérculos, una variedad notable de tipos de productos, inclusive consumo de partes vegetativas de las plantas como es en la mayoría de las hortalizas, de las que se consume hojas, flores, vainas o frutos en seco, etcétera. Entonces, reviste gran importancia que la humanidad preserve ese recurso y que lo mejore con la finalidad de que se tengan mayores volúmenes de producción para satisfacer la demanda creciente por alimentos. En este contexto, las actividades de mejora genética del maíz, de manera progresiva, forman parte de la supervivencia, por alimentación, de la humanidad.
AIC: ¿Qué relación tienen estas alternativas genéticas de maíz con la seguridad alimentaria?
JEV: Sí tienen (relación), porque la mejora genética de las plantas cultivadas y algunas otras, prospectos a ser manejadas por la especie humana, contribuyen, por un lado, a la preservación de la variabilidad genética preexistente y, por otro, se logra que una comunidad nacional tenga suficientes alimentos, que tengan en sus inventarios ciertos volúmenes de cosechas en reserva, para que puedan soportar o mitigar algunas circunstancias extraordinarias sobre su producción agrícola, tales como efectos del clima, por diferencias comerciales entre países o por algún evento indeseable, aunque posibles, como guerras entre una nación y otra.
Entonces, se requiere que un país, una comunidad, una región, tenga un inventario suficientemente manejable para que, en caso de una emergencia de corte de suministro o flujo de mercancías, tenga una reserva que le permita sobrevivir. La mejora genética de los cultivos contribuye a incrementar volumen de producción y calidad de estos alimentos, contribuye en tiempos de dificultades de forma muy directa a la comunidad y fortalece la independencia alimentaria.
AIC: ¿Qué investigación realizan respecto a este tema en el IMM?
JEV: Históricamente, se tiene alrededor de 45 años que el IMM trabaja el cultivo de maíz en la etapa más reciente de la universidad (UAAAN). Siempre se ha enfocado, por un lado, en conocer la variabilidad disponible en diferentes regiones del país, conocer la diversidad, la variabilidad con que cuentan los agricultores, que es un componente muy importante en el mejoramiento genético, y las variedades criollas o nativas que están en manos de los agricultores.
Por otro lado, la utilización racional de este recurso es mejorar sin dañar las reservas genéticas naturales o nativas, pero aplicar metodologías del mejoramiento genético y presentar a los agricultores mexicanos nuevas opciones en variedad de maíz.
Estas nuevas opciones son más tolerantes a plagas y enfermedades, más productivas, más adaptadas a determinadas regiones, que responden a paquetes tecnológicos como el uso del agua, el uso de fertilizantes de tipo orgánico o químico y que se adapten a las condiciones cambiantes del clima.
En resumen, en la producción de 45 años del instituto se han generado alrededor de 60 diferentes variedades, algunas sirven para ciertas regiones, el trabajo continuo de los investigadores del IMM ha permitido la generación de variedades de maíz para la diversidad agroecológica de México.
La UAAAN, como institución de educación superior, tiene entre sus objetivos sustantivos la formación de recursos humanos y esa es una de nuestras principales cosechas. A lo largo de 45 años, en el IMM se han atendido de dos mil a dos mil 500 personas a nivel licenciatura. En el nivel posgrado de la UAAAN, alrededor de 600 personas y, por lo menos, una de cada tres ha tenido su participación en este instituto.
AIC: ¿Cuál piensa que será el futuro en alternativas de mejoramiento genético de maíz?
JEV: Hablemos de dos metas: generar variedades de maíz es una actividad continua. Podría lograrse un nivel de avance, pero esos avances, en la esencia misma del quehacer científico, nos dicen ahora vamos a aumentar la indagación para continuar el perfeccionamiento en la utilización de la variabilidad del maíz.
No hay tema que termine sino que, al llegar a una etapa de conocimiento, surgen nuevos planteamientos y surgen nuevas ideas en función de la demanda de la sociedad. Se requieren más alimentos pero los queremos de más calidad o que soporten mejor el almacenamiento, o si queremos que la industrialización tenga mejores resultados, etcétera. Continuaremos haciendo mejoras genéticas de cultivos, en este caso, mejoras genéticas de maíz hacia nuevos objetivos.
La otra meta es la utilización de metodologías que surgen continuamente. Ahora es la etapa, en los últimos 50 años, del manejo a nivel molecular de las diferentes características de las plantas, lo que deriva en metodologías y novedades en el equipamiento. Con el desarrollo de las tecnologías de comunicación, manejo de imágenes a distancia, manipulación de ADN y las que estén por llegar e impactan a la especie humana, y los fitomejoradores no pueden estar ajenos a eso.
Creo que los fitomejoradores seguirán haciendo trabajos encaminados a utilizar el recurso genético en plantas, irlo perfeccionando y generando nuevas combinaciones, aplicando nuevas tecnologías que ahora están a nivel molecular, a detalle.
Todo país debe contar con cuadros profesionales que puedan asumir en un momento de emergencia la capacidad de innovar y producir variedades de plantas mejoradas para que, junto con los agricultores, los comercializadores y consumidores, tengamos respuesta rápida a una emergencia, ya sea por desastres terrestres, climáticos o dificultades entre países.