Entre los principales riesgos de la extracción de petróleo están los derrames o fugas, eventos que algunas bacterias marinas contrarrestan gracias a que metabolizan los hidrocarburos de manera natural; sin embargo, científicos del Cinvestav trabajan en potenciar la respuesta de estos microorganismos, principalmente ante la presencia de grandes cantidades de crudo en el mar.
De acuerdo con Leopoldina Aguirre Macedo y Ulises García Cruz, investigadores del Departamento de Recursos del Mar del Cinvestav Unidad Mérida, el objetivo es incrementar la eficiencia de las bacterias `come petróleo´, por lo que han usado la relación carbono-nitrógeno, y añadido por cada molécula de carbono, algunas de nitrógeno, además de vitaminas y otros macronutrientes, con buenos resultados.
En la actualidad ya cuentan con varios consorcios compuestos por diferentes grupos de bacterias, que en pruebas de laboratorio han mostrado degradar los hidrocarburos hasta en un 90 por ciento a temperatura ambiente, y en condiciones de baja temperatura (4 grados) como las que hay en aguas profundas, de hasta 50 por ciento, ya que el petróleo se ve afectado en sus propiedades físico-químicas a diferentes temperaturas.
También han demostrado que desde el primer día los consorcios adaptados inician su labor de degradación; al quinto día hay una dispersión del petróleo, para el décimo día la mancha de hidrocarburo se aminora y de ahí en adelante hay un decaimiento progresivo. En 30 días los resultados son más contundentes. En condiciones de psicrofilia (bajas temperaturas), la reducción del 50 por ciento se realiza en alrededor de los primeros 20 días.
Aguirre Macedo destaca que las diferentes bacterias como Marinobacter, Alcanivorax o Alteromonas, atacan a diferentes grupos que componen el petróleo, una mezcla compleja de casi dos mil compuestos, ya que trabajan como en una sociedad. Algunas como Lysinibacillus producen enzimas que ayudan a romper los enlaces, otras, menciona García Cruz, degradan los principales como son los alifáticos, aromáticos, asfaltenos, ramificados, etcétera, otras que facilitan el consumo de los compuestos intermediarios como son el etanol y acetato.
Cada bacteria participa en diferentes niveles de degradación, hasta terminar en dióxido de carbono debido a que en su mayoría, el proceso de descomposición se lleva a cabo por bacterias aerobias.
De acuerdo con Ulises García, es imposible que las bacterias degraden en su totalidad el petróleo, ya que hay una fracción compuesta por resinas y asfaltenos que son moléculas muy complejas y recalcitrantes, para las cuales las bacterias no tienen la capacidad metabólica de degradar.
Para los investigadores del Cinvestav Unidad Mérida, eficientar el trabajo de estos microorganismos ha sido una gran labor, ya que primero han tenido que aislar los consorcios de bacterias marinas extraídos de diferentes áreas del Golfo de México, los cuales están aclimatados a ciertas condiciones de temperatura, salinidad y otros parámetros químicos.
"Medimos su potencial con respecto al petróleo, cuánto son capaces de degradar, qué compuestos degradan, en qué tiempo y la cantidad de nutrientes que requieren, por ejemplo, nitrógeno o fosforo", señalan.
Leopoldina Aguirre detalla que en breve iniciarán las pruebas en mesocosmos con volúmenes de 2 mil 500 litros trayendo el agua de mar de la zona marina cercana a la península de Yucatán, para observar cómo en un volumen más grande se comportan estos consorcios.
De acuerdo con la investigadora, es imposible frenar la explotación del petróleo, pero lo que sí pueden hacer es ayudar a que la actividad sea menos contaminante, sobre todo ante la posibilidad de que el número de pozos petroleros incremente debido a la Reforma Energética, lo cual aumentaría las probabilidades de accidentes.
Desde hace más de 20 años el Cinvestav Unidad Mérida ha monitoreado las actividades de la industria petrolera en la zona del Golfo de México, en particular Campeche, donde se localizan los pozos más ricos en hidrocarburos, para determinar la calidad del ambiente, así como desarrollar soluciones a fin de mitigar los posibles daños que genera esta actividad.