El Centro de Investigaciones de Ciencias Físico Matemáticas de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) forma parte del Proyecto Internacional de Monitoreo de Basura Espacial, integrado por una Red de 25 observatorios distribuidos en más de 15 países, coordinados por el Instituto Kéldysh de la Academia Rusa de Ciencias.
Hace tres meses, inició operaciones el observatorio de la UANL enfocado a detectar basura espacial, principalmente satélites que ya no están en operación y no se sabe dónde están.
"Esto es muy importante porque siempre está el peligro de que alguno de estos satélites que ya no están en uso, puedan estar en curso de colisión y provocar que uno de los satélites que si están en uso puedan caer, estamos hablando de impedir que tengamos una pérdida de un satélite que cuesta del orden de 200 millones de dólares", explicó el astrofísico Eduardo Pérez Tijerina.
Por su parte, Enrique Pérez León, responsable del Observatorio Astronómico de la UANL, destacó la importancia de detectar basura espacial -que es un problema acumulativo- al poner en riesgo a los satélites activos.
"Un tornillo a más de 27 kilómetros por hora es algo de mucha amenaza", dijo el doctor en astrofísica.
Uno de los retos del proyecto es brindar información en tiempo real sobre la detección de basura espacial como son satélites inservibles o residuos instrumentales.
"Se activa un programa de prevención, se pone en contacto con los consocios que manejan los satélites, se les da un diagnóstico de la situación y ellos deciden internamente algún tipo de maniobra de carácter orbital para evadir cualquier riesgo.
"Llevar cualquier cosa al espacio cuesta de 10 mil a 100 mil dólares, es mucho lo que está en juego, y de hecho es un problema que tiene efectos colaterales, ya sea un satélite que presta servicios de telecomunicación o de carácter científico", explicó Pérez León.
El experto dijo que en los últimos años se han tenido avances considerables en la construcción de los satélites, por ejemplo, las memorias son cada vez más pequeñas y con gran capacidad de almacenamiento de información.
Donación rusa
En entrevista para el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, Eduardo Pérez Tijerina, coordinador del Programa Universitario para el Desarrollo de la Astrofísica y Ciencias del Espacio de la UANL, informó que el Instituto Kéldysh donó el telescopio y científicos rusos brindaron la capacitación para su manejo a sus colegas mexicanos.
"Es un observatorio completamente robotizado de última tecnología y de origen ruso, optimizado para la observación de asteroides. Tiene 10 pulgadas de diámetro, una cámara CCD para la obtención digital de imágenes y el software fue desarrollado por la Academia Rusa de Ciencias para este proyecto.
"Hemos enviado al sistema de dos meses de observación, un terabyte (unidad de información) de datos que en este momentos están siendo analizados (...) Así como cedemos nuestros datos a los demás observatorios, también tenemos acceso a información de los observatorios de la Red. En México, formamos parte de esta Red nosotros y un observatorio que está en Cosalá, Sinaloa", dijo Pérez Tijerina.
El observatorio estará de forma temporal en las instalaciones de la universidad y se tiene programado que en 6 meses -una vez que se obtengan los permisos de construcción por parte de la Secretaría del Medio Ambiente- se instale el nuevo observatorio en el municipio de Iturbide.
"El sur de Nuevo León es uno de los tres mejores sitios de observación astronómica que hay en México, después de San Pedro Mártir, Baja California y Cananea, Sonora, esto dicho por estudios del CALTECH (California Institute of Technology), donde se estudiaron los sitios posibles para observatorios astronómicos. En Iturbide, no solo dan una buena oscuridad de cielo sino también entre 60 y 65 por ciento de noches despejadas al año, explicó el doctor en física por la Universidad Nacional Autónoma de México.
Actualmente, el observatorio está en la primera etapa y en la segunda, la infraestructura no solo será para el monitoreo de basura espacial, sino también para realizar seguimientos de asteroides y objetos cercanos a la Tierra, lo que contribuirá en la formación de los estudiantes de doctorado en astrofísica planetaria y tecnologías afines.