2 de marzo de 2016
Este dispositivo funciona mediante oseointegración, es decir, que se conecta directo al hueso a través de un implante de titanio y, gracias a la unión de interfaces neuronales y musculares, se logra el control robusto e intuitivo de la mano artificial, de este modo, con sólo pensarlo el paciente puede mover la extremidad, manipular artículos pequeños y delicados y tener sensaciones como si fuera su propia mano.
En 2013 Magnus, un paciente con el brazo amputado por encima del codo, se convirtió en la primera persona en utilizar dicha prótesis.
¿Cómo funciona?
El artefacto consiste en dos partes,
un implante y una prótesis; la primera parte requiere una cirugía en la cual se
coloca una pieza de titanio dentro del hueso y se instala un sistema de control
que conectan electrodos a los músculos y nervios; a la segunda corresponde a
una prótesis desmontable que mantienen una conexión mecánica con el hueso y
otra eléctrica con los electrodos implantados.
Cerca de 400 personas en el mundo ya cuentan con implante de titanio, y sólo dos con el sistema de electrodos implantados en nervios y músculos. Se espera que este año más de diez pacientes reciban el sistema de control neural.
Tecnología novedosa
La tecnología de oseointegración
termina con los problemas de inflamación, rozaduras e incomodidad que provocan
las prótesis convencionales de encaje o socket. "Éste presiona fuertemente el
muñón, se siente como tener zapatos que aprietan permanentemente y no son
confortables; sin embargo, al tener una conexión directa al hueso no se tienen
ningún componente sobre la piel que moleste, entonces el uso aumenta
considerablemente, al igual que la calidad de vida", comentó Ortiz Catalán.
Además, al implantar titanio dentro del hueso las células óseas crecen alrededor y se unen, cosa que normalmente no pasaría con otro tipo de material como acero inoxidable que genera una reacción de encapsulamiento y crea inestabilidad mecánica.
El implante de titanio para anclar la prótesis al hueso por el momento sólo está disponible en Europa, Australia, Chile y Estados Unidos, pero se buscan convenio para desarrollarla en México. "Nos enfocamos a hacer tecnología que los pacientes puedan utilizar en sus actividades de la vida diaria, y nos gustaría que se convirtiera en un tratamiento estándar para una amputación, de esta forma los precios disminuirían", concluyó el doctor Max Ortiz Catalán.
Fuente: Agencia Investigación y Desarrollo