El cáncer de mama y el cervicouterino son los dos tipos de cáncer más frecuentes en mujeres mexicanas, esto de acuerdo con información de la Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
A decir de Ana Laura Calderón Garcidueñas, doctora en Ciencias, Biología Celular y Genética, la estrategia más fácil para combatir estas enfermedades es la prevención a través de programas de educación para la salud y la detección temprana de las mismas.
Sin embargo, la educación para la prevención dirigida a niños y adolescentes no ha tenido un desarrollo adecuado en México. Las campañas de prevención de cáncer de mama y cervicouterino están más encaminadas a la población adulta, a pesar de que las mujeres deben aprender a revisar sus mamas prácticamente a partir de su primera menstruación, entre los 11 y 13 años, explicó la investigadora del Instituto de Medicina Forense de la Universidad Veracruzana (UV).
Bajo este contexto, especialistas de la UV, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), y la Secretaría de Educación Pública (SEP) desarrollaron una estrategia educativa que permite mejorar el conocimiento sobre la prevención de ambos tipos de cáncer entre estudiantes de secundaria.
En entrevista, la científica nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) habló sobre este proyecto, el cual recibió financiamiento del Fondo Sectorial de Investigación en Salud y Seguridad Social.
Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿En qué consistió el proyecto?
Ana Laura Calderón Garcidueñas (ALCG): El proyecto consistió en aplicar una estrategia educativa en relación a cáncer de mama y cervicouterino a 831 estudiantes de secundaria del área metropolitana de Monterrey, Nuevo León, con mediciones antes y después de la intervención; evaluar el nivel de conocimiento adquirido y la aplicación de este a la resolución de problemas concretos, así como explorar la posibilidad de que los estudiantes actuaran como promotores de salud.
AIC: ¿Cómo nació la iniciativa del proyecto?
ALCG: Nuestro grupo de investigación fue pionero en Latinoamérica en el estudio de cáncer mamario en relación a los genes de susceptibilidad BRCA1 y BRCA2.
Por otro lado, en mi trabajo como patóloga en el Hospital de Especialidades número 25 del IMSS, ubicado en el noroeste de México, me di cuenta que aunque se tenga la más alta tecnología para el estudio del cáncer de mama o del cervicouterino, la única manera de abatir las tasas de mortalidad y morbilidad es la prevención, la cual implica educación.
AIC: ¿Qué herramientas se aplicaron a los estudiantes participantes en el estudio?
ALCG: Después del encuadre del proyecto, se les aplicó a los estudiantes un instrumento de evaluación consistente en diferentes "historias cortas" que exploraban el conocimiento acerca de factores de riesgo, etiología y medidas preventivas relacionadas con cáncer de mama y cervicouterino.
Con lo anterior, se evaluó el conocimiento que el estudiante tenía previo a la intervención educativa. Después se les proporcionó un texto sobre prevención de cáncer de mama y cervicouterino, el cual fue diseñado por un equipo de expertos en medicina preventiva y educación.
Posteriormente, el texto fue revisado por un equipo de maestros de la SEP. Este se acompañó de una guía de lectura que consistía en varios "casos", en un formato similar al del instrumento de evaluación.
Las preguntas fueron diseñadas para que los estudiantes pudieran razonar sobre las medidas más convenientes a seguir dependiendo del problema a resolver. Una semana después de la intervención se aplicó el instrumento de evaluación y se compararon las respuestas antes y después de la estrategia educativa.
AIC: ¿Cuál fue el resultado general y cómo describe la importancia del proyecto?
ALCG: Se probó que es factible educar en la prevención de enfermedades a los estudiantes de secundaria. Por tanto, al estar expuestos a la información y asimilar este conocimiento, los alumnos se sensibilizan y pueden tomar decisiones adecuadas, además de actuar como promotores de salud en el interior de sus familias.
Por un lado, los hombres, aunque menos frecuentemente que las mujeres, también pueden ser afectados por esta enfermedad. Y estas medidas preventivas deben aprenderlas desde la escuela.
Por otra parte, la prevención del cáncer de mama y cervicouterino inicia con una educación sexual en donde debe enfatizarse la responsabilidad, dado que la infección por el virus del papiloma humano es uno de los factores de riesgo más importantes y es una enfermedad adquirida generalmente por transmisión sexual.
Existen todavía muchos miedos y tabúes en nuestra población y esto requiere de educación adecuada a lo largo de varias generaciones. Y es necesario iniciar ya.
AIC: ¿Cuál es la magnitud de esta estrategia educativa?
ALCG: Al comprobar que la estrategia es factible y con la publicación de los resultados en una revista indexada (Preventive Medicine Reports), tenemos una base para la siguiente etapa del proyecto, que consiste en proponer la implementación de estos "módulos de prevención" dentro del Programa de Ciencias Naturales, a lo largo de los tres años de educación secundaria.
Es un trabajo de gestión, de enlace de resultados con su aplicación práctica. Consideramos que las instituciones de salud, las facultades de medicina y la SEP deben trabajar en forma conjunta y vincular la ciencia con la sociedad, en este caso, a través de la educación.
Este diseño puede ser aplicado a otras enfermedades que son problemas prioritarios de salud en México como obesidad y diabetes, por ejemplo.
AIC: ¿En dónde se implementará primero esta herramienta educativa?
ALCG: La idea inicial es implementarla en la zona metropolitana de Monterrey, dado que el estudio se realizó ahí.
Actualmente colaboramos en el área metropolitana del puerto de Veracruz a través de la UV, por lo que sería factible iniciar un diálogo para ver la posibilidad de implementarlo en esta zona del país.
El equipo de trabajo interinstitucional y multidisciplinario está integrado por los doctores Yolanda Flores Peña, Silvia De León Leal, Carlos Alberto Vázquez Martínez, Ana Gabriela Farías Calderón, Guadalupe Melo Santiesteban, Rosa María Elizondo Zapien, Dulce María Hernández Hernández, Rubén Garza Moya y Ricardo Martín Cerda Flores.